La extraordinaria costa de Croacia, cuajada de islas, es sin duda su principal atractivo. Lo primero que sorprende es la transparencia del agua que, en contraste con las relucientes playas de guijarros blancos, tiene un intenso brillo de tonos esmeralda y zafiro. Los maravillosos museos albergan tesoros que abarcan toda la historia europea, desde la prehistoria al poscomunismo, mostrando un recorrido al mismo tiempo fascinante y terrible.


Los viajeros más atrevidos podrán recorrer su superficie a pie y en bicicleta por los numerosos senderos, mientras que los más aventureros podrán escalar, practicar canotaje o lanzarse en tirolesa. Compartir la comida y la bebida es uno de los grandes rasgos culturales de Croacia, que se explica por la naturaleza hospitalaria de su gente y por la calidad de sus productos.


Las tabernas familiares preparan cocina casera sencilla, pero no dejan de aparecer nuevos chefs que dan a la gastronomía un toque más atrevido. Todo un mundo por descubrir.




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